<<To anyone who
will read it
I write at the end of a life and the beginning of
another: about a monarch who ended being king before reign, and about
another who began to reign before he became king, a saint, so great
that deserved to have a son who, distorted the line of succession
(before if I may, I will say improved), is grandson introduced in
father of his grandparents. He, as formidable on the threshold of
life that in a few hours of rigor, justice and prisons, has made good
many years of not convenient mercy and kindness from his
father, and even when he began to reign, he followed this road,
though more slowly.
My intent is to place before the eyes of
all how much King and how great he is in seventeen years, and how
much ruin in twelve hours, and how many wonders in a fortnight, and
how the brain is ahead of the first flower of age, not without shame
hair latter end.
Neither ponder or dissimulate actions, and
because I intend to inform the ears, not offend them or give them
away, I let the wickedness of my silence send the guesswork about
Spain state when death, with pitiful warning, made invention from
large ruins.
Imprisoned in Tower of Juan Abad, May 16, 1621.
Don
Francisco de Quevedo Villegas>>
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<<Al que leyere
Yo escribo en el fin de una vida y al principio de otra: de un monarca que acabó de ser rey antes de empezar a reinar, y de otro que empezó a reinar antes de ser rey; aquel un santo, tan grande, que mereció tener por hijo á este que, pervertido el orden de la sucesión (antes si es licito decir mejorado), es nieto que se introduce en padre de sus abuelos. Este, tan formidable en los umbrales de la vida, que en pocas horas de rigor, justicia y prisiones ha desquitado muchos años de clemencia y benignidad no conveniente de su padre, si bien cuando empezó a reinar siguió este propio camino, aunque mas despacio.
Mi intento es poner delante de los ojos a todos cuanto rey y cuan grande cabe en diecisiete años, y cuanta ruina en doce horas, y cuantas maravillas en quince días, y cuanto seso se adelanta a la primera flor de edad, no sin vergüenza del postrer cabello.
Ni pondero ni disimulo las acciones; y porque pretendo informar los oídos, no regalarlos ni ofenderlos, dejo a las malicias de mi silencio remitidas las conjeturas del estado que tuvo España cuando la muerte, con advertencia lastimosa, hizo fábrica de tan grandes ruinas.
Preso en la Torre de Juan Abad, a 16 de mayo de 1621.
Don Francisco de Quevedo Villegas>> |
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